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02 Eternamente Prohibido

9/12/13









Capitulo 3.

- ¿Qué es lo que quieres? -preguntó intentando no acurrucarse contra su cuerpo - Pensaba que querías un poco de soledad...

+ No quiero estar solo+ dijo cortando lo que ella estaba diciendo + No ahora... ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que me castigaron? +

Hubo un gran silencio cuando Semyazza pregunto cuanto tiempo pasó como constelación, ella lo sabia y podía entender porque lo preguntaba.

+Por favor Lorael... Dime cuanto+ ella suspiró, cerró la puerta y luego sus ojos por unos segundos, luego se dio la vuelta hacia él y acarició sus mejillas. Semyazza se fijo en que su mirada se reflejaba la tristeza acumulada por muchos años.
- Ha pasado ya setenta generaciones Sem... Setenta y siete mil años - sonrió amargamente y cerró los ojos intentando contener las lágrimas como siempre había hecho durante tanto tiempo.

Semyazza se dio cuenta, en ese momento de algo, el único ángel que había sufrido por su perdida y el único que le había extrañado fue el que se encontraba entre sus brazos.

+Tanto tiempo sufriendo por mi cuando me lo he estado mereciendo... + dijo en voz alta sorprendiéndoles a los dos + No quise darme cuenta de que sentías algo por mi + se inclinó un poco sobre ella y rozó sus labios en una leve caricia. + Lo siento tanto por ti Lorael... + dejó por fin un suave beso en los labios de ella cerrando los ojos y apretando su cuerpo contra el propio.

Lorael aun no se podía creer que él recordara su nombre, en ese tiempo que habían pasado juntos desde que había ido a buscarle no le había dicho su nombre, porque suponía que todos los ángeles se conocen y son como hermanos. Pero se sorprendió mucho mas cuando dijo que lo sentía por ella y la besó después de tantos años deseándolo y teniendo miedo de ser castigada por un amor que para ella era puro y sincero.
Siempre se había sentido vacía, como si le faltara algo; el amor de él y tal vez la lujuria, la pasión y el placer que vio con esas mujeres, había tenido que reprimir la envidia que sentía crecer en su interior.

Ahora podía dejarse llevar por esa lujuria, pero tenia miedo de ser atrapados tan temprano tenían que esconderse bien lejos, pero aun no sabia a donde podían ir si sus hermanos mayores, los arcángeles, lo podían ver todo. Deseaba que estuvieran mas pendientes de otras cosas mas importantes, que prestarle atención a un ángel de tan bajo rango como era él, pero estaba con alguien que si les importaba y mas cuando se dieran cuenta de que había desaparecido de su lugar. Tal vez fuera mejor disfrutar ahora que podía que moverse de donde estaban y desaprovechar el momento que tenían en aquel momento.

Se apartó rompiendo el beso y le miró con una tímida sonrisa. Volvió a acariciar las mejillas de él, bajo por su cuello y enredó sus dedos entre los mechones de cabello dorado.

- Vamos a la cama... - dijo intentando que no notara el miedo que cada vez mas se apoderaba de su cuerpo.
Quería hacerlo con quien amaba aunque estaba segura que él no correspondía a sus sentimientos.





Capitulo 4.

No tengas miedo + al ver que ella dio un respingo sonrió levemente + puedo verlo en tus ojos, no creo que aquí nos encuentren, estamos lejos de donde caí, además no dejamos rastro para que nos encuentren fácilmente + sonrió acariciando ahora las mejillas de ella.

Estaba teniendo sentimientos por ella pero sabia que estaban comenzando a conocerse un poco mas porque se conocían poco. La tomó de la mano y la llevó hasta el camastro, quitó la túnica de seda de ella con cuidado y luego se quitó la suya propia, estaba rasgada pero a ninguno de los dos le importaba.

Semyazza miró el cuerpo femenino que tenia delante de él, era hermoso, deseable y estaba seguro que también era cálido y suave. Llevó las manos al cuerpo de ella y acarició sus costados, subió hasta sus pechos. Notaba su peso y la suavidad de estos, se inclinó sobre ella y lamió con cuidado uno de los pezones, lo metió en su boca y seccionó varias veces antes de soltarlo e ir al otro haciendo lo mismo. Escuchaba los jadeos de ella por lo que se animó un poco mas a seguir con lo que estaba haciendo.

Lorael se dejó caer en el camastro quedando sentada y abrió las piernas para él que se dejó caer de rodillas entre sus piernas, notando el suelo de madera. Adoró su cuerpo como el bello ángel que era, fijo su mirada en la poca mata de bello que tenia sobre su monte y vio que ella abría un poco mas las piernas y se acostaba para estar mas cómoda. Lamió sus propios labios y cuando se acerco hasta ella comenzando a besar sus muslos hasta llegar a su ingle.

Su centro estaba dulce, suave y húmedo cuando pasó varias veces su lengua. Los gemidos de ella eran bajos y suaves, como si los reprimiera por miedo a que alguien los encontraran por sus ruidos.
Su propio pene erecto pulsaba dolorido por entrar en ella, y notar su calidez, pero tenia que prepararla para él y que no le doliera.

Ella pronto llegó al clímax gracias a las succiones, lamidas y mordiscos que dejaba en su botón de placer. El cuerpo de Lorael temblaba con las réplicas del placer acumulado, la puso mejor en la cama para luego acomodarse sobre su cuerpo. Semyazza besó los labios de ella y luego de nuevo sus pechos. La miró por unos segundos, apoyando sus manos a cada lado de la cabeza de ella.

No estaba seguro de seguir, por lo que la miró a los ojos esperando ver algo que le hiciera detener aquello.
Vio como le dedicaba una sonrisa y lo cogió de los hombros acomodándose de bajo de su cuerpo, pasó las piernas por la cintura de él sintiendo su pene enhiesto rozar contra la humedad de ella. Ahora, Semyazza estaba seguro de que tenia que seguir. Por lo que la fue penetrando poco a poco, sintiendo como ella comenzaba a estirarse a su paso. Calidez lo recibió haciendo que cerrara los ojos deteniéndose por unos instantes para que ella se relajara para él un poco mas.

Bajó sobre el cuerpo de ella besando sus labios de nuevo, rozando pecho contra pecho y fue penetrándola suavemente hasta notar esa barrera impidiendo que siguiera, pero ella arañó su espalda.

- Sigue, lo necesito - susurró contra su hombro - te necesito - abrazó su cuerpo y se movió para que siguiera.

Y siguió entrando y saliendo de ella de manera cada vez mas rítmica, hundiéndose en ella hasta el fondo, mientras los dos se sentían completos en secreto. Sus gemidos suaves se confundían con los sonidos de la naturaleza que los rodeaban, estaban perdidos si les encontraban, pero al menos estaba valiendo la pena hacer aquello, asumirían los dos juntos el castigo que les pusieran sin rebelarse. Porque se amaban. 

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